ESPECIALES (1)
El lenguaje utilizado en la radio, especialmente en la transmisión de los partidos de fútbol, tiene mayor responsabilidad ante la sociedad, ya que si el ciudadano anónimo, como tal, puede hacer muy poquito, el periodista, a través de su programa, llega a mucha gente. Y precisamente por eso, porque llega a mucha, a muchísima gente, el periodista que comete un error en el uso de la lengua, hace que ese error llegue a muchas personas que, por imitación, por seguir un modelo que consideran válido oculto, pueden repetirlo, y así el periodista estará contribuyendo a la propagación de errores en el uso del lenguaje.
Los disparates, siendo muchas veces casuales y meramente personales, hacen titubear a quienes no poseen el lenguaje con seguridad; la autoridad de la radio no es cuestionada por la mayoría de los lectores u oyentes.
Las últimas décadas nos han servido de referencia para solicitar a las autoridades académicas la dotación de un área expresamente dedicada al estudio del lenguaje (semántica, fonética, léxico, ortografía, semiótica, etimología de las palabras, entre otros), con el fin de posesionarlo mancomunadamente entre los periodistas deportivos, para evitar incidentes en los estadios. El contenido subliminal que puedan contener las exclamaciones del periodista durante sus transmisiones, pueden generar en algunos casos, violencia dentro y fuera de las canchas.
Ahora bien, los periodistas no tienen toda la culpa de la violencia que se origina en los estadios. De hecho, en la medida en que se ponga a disposición de los hinchas un plan estratégico que permita responder a sus exigencias, se podrán analizar los motivos que generan la agresividad como capacidad de brío o de decisión para una acción, como posible propensión a ofender o como un hecho que implica una provocación o un ataque.
La laguna existente, producto de la rapidez y agilidad para informar los acontecimientos deportivos, generan en el periodista vacíos idiomáticos que se deben suplir hábilmente con "frases hechas". Pero, en muchos de los casos estas mismas son aceptadas por la sociedad a través del tiempo ligándose de esta manera, a la idiosincrasia de un pueblo.
Tal es el caso, de William Vinasco Ch. que se apropió de una frase y la hizo famosa en nuestra cultura deportiva: "la botó por encima del palo de mango" esto significa que el balón de fútbol salió de la cancha por encima de la portería adversaria. Otro caso es el del periodista Jorge Eliécer Torres de Antena dos con su frase: "adelante que palante es p’a allá" esto nos dice que los jugadores de un equipo recuperaron el balón y deben avanzar al arco contrario con el fin de hacer un gol. Como éstas, hay muchas más que se explicarán más adelante.
Esto nos ha permitido pensar qué se hace con las diferentes alternativas de comunicación existentes en el campo deportivo y cómo se pueden aplicar para que los estudiantes recién egresados puedan desenvolverse en el mundo actual, evitando cometer los mismos vicios lingüísticos de sus antecesores.
Ante conclusiones evidentes, como comunicador interesado en el género deportivo, no puedo permanecer imperturbable a lo que está ocurriendo en los estadios del país. Todos debemos contribuir a dar solución a los problemas que se están presentando y, sobre todo al de la violencia que ha generado una ruptura social por la pasión que encarna éste deporte en el pueblo.
El futuro de esta disciplina está en manos de los teóricos que se ven en la obligación de crear periodistas y, posteriormente, especialistas en el deporte. Mientras eso no se consiga, se seguirá ofreciendo al público una información vulgar y, en consecuencia, la credibilidad de los periodistas aparecerá a muy bajo nivel.
Los disparates, siendo muchas veces casuales y meramente personales, hacen titubear a quienes no poseen el lenguaje con seguridad; la autoridad de la radio no es cuestionada por la mayoría de los lectores u oyentes.
Las últimas décadas nos han servido de referencia para solicitar a las autoridades académicas la dotación de un área expresamente dedicada al estudio del lenguaje (semántica, fonética, léxico, ortografía, semiótica, etimología de las palabras, entre otros), con el fin de posesionarlo mancomunadamente entre los periodistas deportivos, para evitar incidentes en los estadios. El contenido subliminal que puedan contener las exclamaciones del periodista durante sus transmisiones, pueden generar en algunos casos, violencia dentro y fuera de las canchas.
Ahora bien, los periodistas no tienen toda la culpa de la violencia que se origina en los estadios. De hecho, en la medida en que se ponga a disposición de los hinchas un plan estratégico que permita responder a sus exigencias, se podrán analizar los motivos que generan la agresividad como capacidad de brío o de decisión para una acción, como posible propensión a ofender o como un hecho que implica una provocación o un ataque.
La laguna existente, producto de la rapidez y agilidad para informar los acontecimientos deportivos, generan en el periodista vacíos idiomáticos que se deben suplir hábilmente con "frases hechas". Pero, en muchos de los casos estas mismas son aceptadas por la sociedad a través del tiempo ligándose de esta manera, a la idiosincrasia de un pueblo.
Tal es el caso, de William Vinasco Ch. que se apropió de una frase y la hizo famosa en nuestra cultura deportiva: "la botó por encima del palo de mango" esto significa que el balón de fútbol salió de la cancha por encima de la portería adversaria. Otro caso es el del periodista Jorge Eliécer Torres de Antena dos con su frase: "adelante que palante es p’a allá" esto nos dice que los jugadores de un equipo recuperaron el balón y deben avanzar al arco contrario con el fin de hacer un gol. Como éstas, hay muchas más que se explicarán más adelante.
Esto nos ha permitido pensar qué se hace con las diferentes alternativas de comunicación existentes en el campo deportivo y cómo se pueden aplicar para que los estudiantes recién egresados puedan desenvolverse en el mundo actual, evitando cometer los mismos vicios lingüísticos de sus antecesores.
Ante conclusiones evidentes, como comunicador interesado en el género deportivo, no puedo permanecer imperturbable a lo que está ocurriendo en los estadios del país. Todos debemos contribuir a dar solución a los problemas que se están presentando y, sobre todo al de la violencia que ha generado una ruptura social por la pasión que encarna éste deporte en el pueblo.
El futuro de esta disciplina está en manos de los teóricos que se ven en la obligación de crear periodistas y, posteriormente, especialistas en el deporte. Mientras eso no se consiga, se seguirá ofreciendo al público una información vulgar y, en consecuencia, la credibilidad de los periodistas aparecerá a muy bajo nivel.
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